Hoy se conmemora el Día Nacional de la Juventud en memoria de los estudiantes torturados y desaparecidos en la llamada “Noche de los lápices” perpetrada por “grupos de tareas” que secuestraron a diez adolescentes que reclamaban por el “boleto estudiantil” durante la última dictadura cívico militar.
Para recordarlo quisiera compartir la presentación que las alumnas de nuestra escuela hicieron en el día de hoy en la Cumbre Juventear en el marco del debate sobre participación política.
Es un orgullo ver el compromiso, la seriedad y claridad de su trabajo.
"La política parece que es ese universo un poco hostil, diseñado por otros y también pensado un poco para ser habitado por otros. Podemos mirar un poco hacia atrás para revisar que nos mostraron de la política, las imágenes que se nos vienen, algo así como meter un sobre en una urna cada cuatro años o pasar todo el día en una unidad básica. La política no es solo esto, se creó una imagen de esta como algo individual y especulador, una fiesta del discurso, ego e intelecto. “De política habla el que puede, y solo puede el que sabe” dijeron. La pintan como algo ajeno a lo social y restringida a unos pocos. La política por fuera del palacio carece de visibilidad y porque rompe con estas estructuras se retorna una política marginal. Nosotras somos jóvenes, mujeres y estudiantes secundarias de la única Escuela de Teatro pública en Argentina, militamos fervientemente al arte como un lenguaje plenamente político e indispensable en una lucha por la representación y los derechos. Hablar de política en otros lenguajes para actuar desde otros lugares, eso nos permite elaborar un abanico de posibilidades para intervenir y transformar esta realidad que habitamos. Pensar a los hechos artísticos como una cuestión etérea y vacía de contenido nos deja mudos ante una infinidad de herramientas. El grupo teatral Adolescer fue una experiencia artística surgida desde la necesidad de intervenir en esta realidad que estamos sumergidos. En estos desbordes generados por un sistema patriarcal y capitalista que nos violenta de formas constantes, que nos limita y nos asesina. Adolescer se gestó entre los pasillos y las aulas de la escuela como un grito desde la garganta de la juventud. Cada una tenía la posibilidad de encarnar como monólogo los conflictos y situaciones que padecemos las adolescentes, desde la odisea que puede significar caminar sola por la calle hasta como sobrevivir a ser secuestrada por una red trata. Desde un lenguaje artístico para resignificar los modos de intervenir y hacer política y como principal territorio de batalla con un sistema que dice que ese no es un lugar para nosotres y que donde el lenguaje y praxis artística no es válida.
Pese al deseo de crear una política hegemónica, rechazando y excluyendo a las mujeres, las disidencias y los pobres, nosotres no hicimos un lugar. Siendo consecuente al tiempo y espacio en el que nos encontramos, se vuelve imposible discutir y hacer política, sin hablar de género y clase. No podemos encabezar un discurso sobre el futuro que soñamos sin todes a dentro.
Porque efectivamente,hoy a muchos les molesta que nosotras, unas pibitas, ocupemos espacios. Molesta la traición y la huida de todos los lugares comunes, marcados casi como un destino ineludible. Donde el único aporte de una juventud inutil e inconclusa era el silencio, desde esa huida vamos a pensar nuestra potencia. No vamos a ser las y los legitimadores del orden vigente, ni vamos a festejarle los goles al mercado. Tenemos un montón para decir pero mucho más para transformar. Ahora que somos un poco más autoras y autores de nuestros imaginarios, no podemos regalar el significado sino afirmar que la política es con nosotres adentro guste más o guste menos. Muches de nosotres que empezamos a acercarnos a la política, ya sea militando o haciendo experiencia al calor del ajuste macrista, identificamos a aquellas políticas neoliberales como un efecto directo sobre nuestros cuerpos. Las juventudes no solo fuimos testigos, sino carne del ataque constante y masivo de Cambiemos a nuestra educación, cultura, salud y que nos arroja a una completa precariedad. Las militancias marginales nacen de la bronca periférica organizada, y hacia eso vamos, no necesitamos (ni vamos) a negociar el permiso para ser partícipes de la política. Ya la tomamos en nuestras manos. Porque somos hijas e hijos de todos los procesos de lucha en nuestra región, con esa convicción actuamos. Hoy es 16 de septiembre, distinto porque no nos encuentra en las calles, pero de igual manera recordando a esas pibas y pibes de la noche de los lápices que se aferraron con las uñas y los dientes a sus convicciones. Esas convicciones que hoy son nuestros derechos. ¿cómo no vamos a aferrarnos también nosotros para conseguir todos nuestros derechos hoy y mañana?. Nos plantamos no solo desde los planos discursivos sino también, poniendo el cuerpo, asumiendo las complejidades de este escenario desde una pedagogía de la sensibilidad, como una impronta de esta militancia filosa e inquieta".
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